Juguetes espían niños recolectando su voz

¡Atención a los Reyes Magos!, tengan cuidado con los regalos a los pequeños.

Estos juguetes tienen algo raro; no es un malware, no es un virus, tampoco es un ataque de una organización de ciberterroristas, a menos que consideremos de esta forma al Ejercito de los Estados Unidos de América. Y es que la conectividad de diferentes dispositivos (como el internet de las cosas) además de la gran carrera tecnológica que se vive hoy, ha desembocado en la creación de artículos cada vez más interactivos y cada vez más peligrosos para la privacidad, casi tanto como si habláramos de un malware espía.

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Los juguetes espías

El hecho de pensar que algo espía a los niños es aterrador, cosa que ya habíamos visto/temido con apps como Talking Angela o SimSimi, pero esta vez se han encontrado juguetes que recopilan información de los niños.

La muñeca «My Friend Cayla» necesita saber el nombre del menor, de sus padres, de su escuela, su ciudad y su localización física para poder comenzar a entablar conversaciones con los niños. En la política de privacidad del juguete no se menciona esa recolección de datos, y lo mismo ocurre con I-Que, un robot que, entre otras cosas, pide acceso a la cámara del teléfono para poder funcionar, algo que no tiene sentido puesto que el robot no necesita en absoluto tener acceso a esa parte del dispositivo móvil.

Los datos son almacenados en los servidores de Nuance Communications, empresa que tiene (entre otros) acuerdos comerciales con el Ejército de los Estados Unidos y con agencias de inteligencia de ese país.

¿Con qué objeto hacen esto?, realmente nadie lo sabe. En Nuance dicen que los datos son utilizados para desarrollar y mejorar los productos y servicios con los que la empresa cuenta, además de afinar su marketing y publicidad. Nuance también clama que esta práctica no viola el acuerdo de privacidad que el cliente aceptó al comprar el producto.